En Victoria, Harvey sembró destrucción y los habitantes temen que eso continúe

Victoria (Estados Unidos) (AFP) –

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Sobre una mojada lámina de madera clavada sobre la ventana de una vivienda, alguien garabateó con un clavo y con mucha prisa una súplica: "Dios, ayúdanos a todos", tras el devastador pasaje de la tormenta Harvey por esta localidad texana.

Las ramas de unos árboles destrozaron dos vehículos, y desperdicios de todo tipo están desparramados por las calles de Victoria, y la lluvia seguía cayendo este domingo.

Brock Long, responsable de la agencia federal de situaciones de emergencia, advirtió a su equipo que tendrán trabajo "por años" para reparar los daños luego de que pase la tempestad.

Pero en Victoria, una comunidad de 67.000 personas entre Houston, San Antonio y Corpus Crhisti, los residentes están tratando de subsistir y sobreponerse a la adversidad.

"Ahora mismo no tenemos agua", dijo John Moraida, que ha vivido en Victoria por 13 años, justo después de que esta localidad había sido azotada por un huracán, en julio de 2003.

En ese entonces, el huracán Claudette dejó al 90% de la ciudad sin energía eléctrica, pero para buscar algo comparable a la destrucción que ha causado Harvey habría que remontarse al huracán Carla en 1961.

"Me senté y desde mi casa vi toda la destrucción, techos que volaban, árboles que caían, fue muy fuerte", dijo Moraida.

"La única agua que tenemos tuvimos que ir a buscarla, y lo que estamos haciendo es recogerla aprovechando la lluvia, así podemos utilizar los excusados y esas cosas", agregó.

La velocidad del viento de Harvey disminuyó tras golpear la costa del golfo y pasó lenta pero inexorablemente hacia tierra adentro como una tormenta tropical, pero las lluvias torrenciales no hicieron más que empeorar.

- El agua y la electricidad, claro -

Victoria, junto con algunas áreas de Houston y las refinerías de Corpus Christi y Galveston, sufren con una de las tormentas más fuerte que han azotado a Estados Unidos.

Teresa Reeder no tuvo problemas en hacer un inventario de sus preocupaciones: "Claro, el agua, la electricidad. El agua, sin duda, por las bacterias que están allí. La electricidad, porque no podemos poner nada a andar", dijo.

En las intersecciones de la autopista varios vehículos, incluidas grandes camionetas, están bajo agua y fueron abandonados.

Muchas calles residenciales tienen agua hasta la altura de la rodilla y muchas familias salen sorprendidas a sus puertas al ver la extensión del daño provocado por la inundación.

Judy Malak, residente de esta localidad desde hace 40 años, se había preparado para resistir la tormenta en su casa, pero dada la escala de destrucción sin precedentes, no sabe cuánto durarán sus provisiones.

"No tenemos electricidad -aunque la parte central sí tiene- y no podemos encontrar gasolina. Estamos usando la última reserva de nuestro generador de gas", advierte.