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Chile: el legado de Michelle Bachelet

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, tiene su voleta antes de votar en una mesa electoral en Santiago de Chile el 19 de noviembre de 2017
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, tiene su voleta antes de votar en una mesa electoral en Santiago de Chile el 19 de noviembre de 2017

Michelle Bachelet se prepara para dejar el poder. France 24 repasa el legado de la mandataria chilena

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Una agenda social con gratuidad en la educación, aprobación del aborto terapeútico en tres causales, la ley de acuerdo civil y la tramitación del matrimonio igualitario, sumado a una profunda transformación energética y protección medioambiental y a reformas políticas como el sistema binominal que permitieron nuevas formaciones políticas, son algunas de las cosas que dejará el segundo mandato de la socialista Michelle Bachelet (2014-2018).

Nadie es profeta en su tierra, según un viejo dicho. Seguramente si nada cambia de manera estrepitosa, el segundo mandato de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, registrará no sólo uno de los índices mas bajos de popularidad para la mandataria en toda su carrera política, sino también uno de los mínimos históricos en relación a otros presidentes en la historia de la democracia chilena.

Pero muchos dicen que el legado que deje la presidenta cuando abandone La Moneda el próximo 11 de marzo de 2018 permanecerá durante años en la memoria de los chilenos e irá creciendo de forma paulatina, cuando se haga sentir en la sociedad el impacto profundo de sus transformaciones.

Consideradas muy radicales para los sectores más conservadores del país y no suficientemente profundas para otro sector de la sociedad, muchos creen que las reformas de Bachelet han ido en la dirección correcta y a menudo los que la critican lo hacen sobre todo por la forma “improvisada” en la que se produjeron.

El gobierno Bachelet será "evaluado de manera positiva en el mediano plazo por la centroizquierda"

Para algunos analistas, Bachelet pasará a la historia como una de las pocas líderes que se atravió a reformar, aunque no fuera de forma radical, alguno de los grandes bastiones heredados de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).

“Yo creo que ella ha hecho un planteamiento de un reformismo que no se veía desde el regreso de la democracia”, apunta a France24 Claudia Heiss, analista política y Doctora en Ciencias Políticas del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile. “Va a ser un gobierno evaluado de manera positiva en el mediano plazo por la centroizquierda”, apunta Heiss.

Bachelet y la despenalización del aborto

El pasado mes de septiembre la mandataria socialista logró uno de los mayores avances históricos en derechos sociales para las mujeres, al conseguir contra viento y marea que se aprobara en el Congreso la despenalización del aborto en tres causales: violación, inviabilidad del feto y riesgo de vida de la madre. Medidas tomadas en uno de los países más conservadores de América Latina y donde las mujeres que han de ser denunciadas por ley por los médicos, todavía arriesgan penas de cárcel por abortar.

“En los temas más valóricos fue muy importante la aprobación del aborto en tres causales. Era realmente anacrónico que fuera penado por la ley abortar en condiciones tan dramáticas. Fue algo histórico que se aprobó después de 30 años de democracia y una demanda muy sentida con un gran apoyo popular, el apoyo de la población a esta medida era muy mayoritario”, señala Heiss, quién también apunta a la aprobación de la unión civil para regularizar la convivencia de parejas de hecho, homosexuales o no, y la tramitación en el Congreso del matrimonio igualitario.

Bachelet y la reforma del binominal

Junto a esto otro de los logros de Bachelet fue la reforma del binominal, el sistema político que tradicionalmente ataba los resultados a las grandes coaliciones de derecha y centroizquierda y sin cuya reforma no hubiera sido posible los escaños alcanzados en las últimas elecciones por el Frente Amplio.

“Yo creo que la reforma del binominal es el cambio más grande que se ha producido, era uno de los enclaves principales de la dictadura en el sistema político porque producía un empate de las dos principales fuerzas políticas y llegó a esto que se ha conocido como el duopolío de la Concertación y la Alianza que impedían que entraran otras fuerzas políticas al Congreso”, señala Heiss.

En 2015 se aprobó le ley del sistema proporcional inclusivo, que reemplaza al binominal, y además se incorporó la ley de cuotas de género, lo que permitió que más mujeres llegaran a la política.

“Chile es uno de los países con peor representación de género en la Cámara. La representación femenina era del 13% en las elecciones pasadas y hemos pasado a un 23, 24% en esta elección, un aumento sustantivo de la participación de mujeres”, destaca la analista.

También menciona como importante la aprobación de la ley de probidad, cuyo resultado se traduce en menos carteles electorales en las calles en estas elecciones y que como medida para luchar contra la corrupción impide la financiación empresarial de los partidos, lo que constituye “un cambio profundo en el sistema político chileno”.

Reforma de la educación y laboral

“Bachelet logró sacar adelante dos reformas estructurales como la educacional y la laboral. La primera ha significado que un número muy importante de jóvenes de escasos recursos puedan estudiar gratis en la universidad, tan importarte que incluso Sebastián Piñera incluyó la gratuidad en su programa durante la segunda vuelta pese a que estuvieron en contra de la misma siempre”, apunta por su parte German Silva, analista político de la Universidad Mayor y socio director de la Consultora Equilibria.

“La reforma laboral aumentó los derechos sindicales consagrando el derecho a huelga al impedir el reemplazo. Todo esto fue posible gracias a una tercera reforma: la tributaria, que fue muy resistida por la derecha al comienzo de su gobierno”, explica.

Las medidas de la presidenta no dejaron atrás cambios en la matriz energética y una fuerte agenda de protección ambiental.

“En cuatro años en la matriz energética chilena se duplicó el uso de energías limpias. Hubo una inversión en energía solar gigantesca y la agenda de energía renovable le valió a Chile el reconocimiento de la ONU en la categoría ‘Champions of the Earth’” por su aporte al medioambiente. El gobierno nombró una gran cantidad de hectáreas de áreas marinas protegidas”, añade Heiss.

“Yo creo que es discutible si se ha hecho todo con la prolijidad que se pudo haber hecho, pero lo que no es discutible es que se ha avanzado como nunca se había avanzado en la historia de Chile desde el retorno a la democracia en profundizar demandas que eran muy sentidas por la sociedad y que estaban frenadas en parte por las trabas institucionales que plantea la Constitución de 1980”.

Para ella y otros analistas, estas medidas ayudan a democratizar una sociedad que es muchas veces percibida como moderna y desarrollada (el ingreso per cápita supera los 24.000 dólares), pero cuya desigualdad esconde cifras dramáticas.

Una encuesta que mide la pobreza multidimensional –que considera factores básicos como ingresos pero también otros como escolaridad, nutrición, salud o jubilación- afirma que 3 millones de los más de 17 millones de chilenos son pobres, lo que supone el 20,9% de la población.

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