Este es Cyril Ramaphosa, el nuevo presidente de Sudáfrica
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Tras la dimisión de Jacob Zuma, Ramaphosa tiene la difícil tarea de levantar la economía de un país que decreció en los últimos años y de liderar un partido fracturado de cara a las elecciones de 2019.
Después de una larga pugna con el expresidente sudafricano Jacob Zuma, quien se negaba a dejar el poder, finalmente logró imponerse este jueves 15 de febrero el presidente del Congreso Nacional Africano (CNA) Cyril Ramaphosa al ser nombrado jefe de Estado por interinato del país más rico del continente.
El primer discurso del nuevo mandatario tuvo lugar en Ciudad del Cabo, en el mismo sitio en el que Nelson Mandela pronunció sus primeras palabras después del largo encarcelamiento que lo transformó en un ícono de la lucha anti-racial, en 1990.
"Cuando uno es elegido en esta clase de posición, básicamente se convierte en un servidor del pueblo de Sudáfrica", dijo Ramaphosa, quien prometió inaugurar una era de despegue económico y de combate a la corrupción, en contraste con la de su antecesor.
De esta manera, el nuevo presidente buscó acentuar la imagen que ha querido promover de candidato de los derechos humanos y heredero de Nelson Mandela, quien lo nombró en algún momento como uno de los políticos “más talentosos de la nueva generación”.
Al mismo tiempo, Ramaphosa ha cultivado una figura de hombre de negocio cercano a la empresa privada en busca de un “nuevo arranque” económico que lo ha llevado a manejar un delicado número de equilibrista que resume en gran medida su trayectoria profesional.
En la práctica, hace muchos años que Ramaphosa busca el poder político en Sudáfrica. En los noventas, todavía como joven líder sindicalista, fue uno de los favoritos para suceder a Nelson Mandela al mando del CNA, pero los caciques del partido prefirieron a Thabo Mbek.
Desilusionado, Cyril se convirtió en empresario, a través de una participación en grandes compañías como la sociedad de telecomunicaciones MTN, la franquicia de McDonald’s o la creación de la firma Shanduka que invierte en seguros inmobiliarios, minería y agroalimentario, entre otros.
Como otros caciques del CNA, Ramaphosa fue uno de los hombres que más se benefició de la política de empoderamiento económico negro (Black Economic Empowerment en inglés) creada para favorecer la redistribución de ingresos a la masa de la población negra. Así logró adentrarse en el mundo de los negocios, al punto de volverse uno de los 20 hombres más ricos de Sudáfrica y aparecer en la lista de Forbes con una fortuna personal valorada en cerca de 578 millones de dólares en 2015.
Ramaphosa ganó el pulso en el momento en que Zuma, su antiguo jefe, anunció su dimisión
El camino ha sido largo para el joven estudiante de derecho originario del gueto de Soweto en la ciudad de Johannesburgo, que fundó el Sindicato Nacional de Mineros (SNM) en 1982 y logró paralizar a medio país con una huelga que hizo vacilar los cimientos del poder blanco en 1987. En 1994, fue el encargado de redactar la nueva carta magna como presidente de la Asamblea Constituyente.
Después de haber pasado cerca de una década en el mundo de los negocios, Ramaphosa regresó a la arena política en 2012, cuando fue elegido vicepresidente de la ANC y vicepresidente del país en 2014, antes de lograr la presidencia del partido bajo el Gobierno de Jacob Zuma.
{{ scope.legend }}
© {{ scope.credits }}Tras emprender una larga guerra de trincheras con el exmandatario acusado de corrupción y con su exesposa Nkosazana Dlamini-Zuma, -su principal contendiente para ocupar la silla presidencial- Ramaphosa finalmente ganó el pulso este miércoles en el momento en que su antiguo jefe anunció su dimisión “con efecto inmediato” en la televisión pública.
En una ceremonia protocolaria en la que fue elegido por ser el único contendiente, el antiguo favorito de Mandela se convirtió en el líder de un país gobernado desde hace décadas por el CNA. Pero la pendiente es todavía abrupta para el hombre encargado de unificar a un partido dividido y salpicado por escándalos de corrupción, con miras a un posible triunfo en la elección de 2019 que se avecina a pasos agigantados.
Las sombras de Cyril Ramaphosa
Si bien nadie niega sus dotes de negociador y la capacidad que ha tenido Ramaphosa para superar las barreras étnicas entre vendas (la etnia de la que es originario) zulús y xhosas, existen varios escollos en su camino que tendrá que despejar.
El jefe de la oposición, Mmusi Maimane lo acusa por ejemplo de haberse demorado un largo tiempo en criticar los excesos del gobierno de Zuma del que fue número y de haber sido “en el mejor de los casos silencioso, en el peor, cómplice” del antiguo presidente.
Mientras que el hermano menor de Zuma, M. Moeletsi Mbeki, lo culpa de ser uno de los líderes políticos que se beneficiaron personalmente del proyecto de “empoderamiento económico negro” en lugar de redistribuir esos ingresos como era previsto originalmente. Al igual que sus cuñados Jeffrey Radebe, quien se convirtió en Ministro de Justicia y Patrice Motsepe, patrón de African Rainbow Minerals (ARM), uno de los grandes conglomerados mineros del país.
El más claro ejemplo de esta sombra que lo rodea es el de la represión de la huelga que tuvo lugar en la mina de platino Marikana en 2012, en el que la policía asesinó a 34 huelguistas y en el que se le acusa de haber solicitado la intervención “firme” de la fuerza pública. A pesar de que fue exonerado posteriormente por la Justicia.
Por eso, su reto será ahora el de retomar las riendas de un país en el que todos los indicadores han decreciendo durante la presidencia de Zuma sin dejar de lado la población pobre a la que prometió recordar la era de Mandela, ni los inversores a los que logró convencer de los beneficios de su candidatura. Mientras el desempleo ronda los 28%, la inversión extranjera directa se encuentra en saldo negativo desde 2014 y el Producto Interno Bruto es particularmente fluctuante, esos serán los verdaderos desafíos de Cyril Ramaphosa, el nuevo presidente electo de Sudáfrica.
Con Reuters y EFE
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