Sudáfrica

Qué hay detrás de la renuncia de Jacob Zuma a la presidencia de Sudáfrica

Reuters

El legado de Jacob Zuma ha estado sumido en la controversia, con acusaciones de corrupción, además de divisiones y luchas internas en el partido gobernante, el Congreso Nacional Africano (CNA).

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El presidente sudafricano, Jacob Zuma, renunció este miércoles 14 de febrero en un discurso televisado a la nación después de que su partido, el Congreso Nacional Africano, pidiera su dimisión. De no haberlo hecho, Zuma habría tenido que someter su mandato a una votación del Parlamento, programada para el 15 de febrero, después de años de estar envuelto en escándalos por corrupción.

"Ningún líder debe buscar una salida fácil solo porque no pueda enfrentar la vida al final de su mandato sin las ventajas que conlleva su cargo político. No tengo miedo de salir. Sin embargo, solo le he pedido a mi partido que exprese el motivo de su inmediata instrucción para que yo deje vacante el cargo", dijo el exmandatario.

Esta renuncia marca el final de una década especialmente compleja en la que Zuma ha sobrevivido a varios votos de censura en el Parlamento, acusaciones de corrupción y protestas callejeras contra su gobierno.

"He llegado a la decisión de renunciar como presidente de la república con efecto inmediato. Aunque no estoy de acuerdo con la decisión del liderazgo de mi organización, siempre he sido un miembro disciplinado el CNA. Me voy, continuaré sirviendo a la gente de Sudáfrica y al CNA, organización en la que he trabajado toda mi vida", dijo Zuma en sus últimas palabras como presidente.

En Sudáfrica los habitantes eligen el partido que gobernará y el partido elige el presidente

En el sistema sudafricano, los ciudadanos no votan directamente por el presidente; las personas votan por un partido y cada grupo político elige a un candidato para dirigir el partido.

Cuando un partido es elegido para representar al país, por lo general el líder del grupo gobernante se convierte en presidente de la nación. Sin embargo, si en algún momento el partido decide que quiere cambiar a su líder, puede hacerlo a través del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), el órgano de decisiones más alto de la colectividad.

Sin embargo, el líder del partido no tiene que ser la misma persona que dirige el país, ya que las elecciones de la colectividad no coinciden directamente con las elecciones nacionales. Así es que, de haber continuado como presidente, Zuma finalizaría en mayo de 2019, mientras que el CNA eligió a Cyril Ramaphosa como su jefe en diciembre de 2017.

La renuncia de Zuma, una decisión casi inevitable

Los problemas dentro del CNA llevaban tiempo gestándose y se agudizaron hace una semana con el anuncio del aplazamiento del discurso de Estado. El mandatario debía hacer un balance del gobierno el pasado 8 de febrero y la decisión de posponer el discurso generó grandes especulaciones acerca de una posible destitución del presidente.

Las especulaciones tardaron pocos días en hacerse realidad, cuando el secretario general del CNA, Ace Magashule, anunció el martes 13 de febrero que el grupo había decidido remover a Zuma de sus funciones.

Aunque no se estableció una fecha límite para la renuncia, fuentes internas del partido informaron que tendría hasta 48 horas para presentar su dimisión, a pesar de que el exmandatario solicitó un plazo de 3 a 6 meses.

Algunos miembros del partido hablaron sobre la decisión de terminar con un mandato manchado por escándalos.

"Somos nosotros los que metimos a Sudáfrica en este lío al elegir a Zuma para que sea presidente. Deberíamos haber mirado de cerca al hombre. En retrospectiva, cometimos un terrible error de juicio".

Constitución sudafricana: solo el Parlamento puede remover a un presidente de su cargo

En caso de no haber renunciado, el país habría afrontado una situación política sin precedentes. Según la Constitución, el Parlamento es la única autoridad que puede destituir a un presidente de su cargo.

Un partido puede pedirle a su líder que renuncie, pero no tiene el derecho de obligarlo a que se vaya. Solo el Parlamento puede destituir a un mandatario mediante un voto de censura o una moción de destitución.

De acuerdo con la ley, si el jefe de Estado es derrocado antes del final de su mandato, el vicepresidente se convierte en presidente interino, con todo el poder constitucional presidencial hasta que se celebren las próximas elecciones nacionales.

En la situación actual, Cyril Ramaphosa, como vicepresidente país, asumirá el liderato hasta las elecciones nacionales en 2019.

Con Reuters

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