Caso Lula da Silva

Tras un pulso de dos días el expresidente de Brasil, Lula da Silva, entra a prisión

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva llega a la sede de la Policía Federal, en Curitiba, el 7 de abril de 2018.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva llega a la sede de la Policía Federal, en Curitiba, el 7 de abril de 2018. Leonardo Benassatto/Reuters

El expresidente de Brasil cumplió con la orden de captura en su contra, y tras dos días de resistencia, fue trasladado a la cárcel de Curitiba, donde pagará la condena de 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva.

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Dos días después de que el juez Sergio Moro dictó orden de captura en contra de Luiz Inácio Lula da Silva, finalmente el expresidente brasileño se entregó este sábado 7 de abril y llegó a la cárcel de Curitiba donde cumplirá la condena de 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva, como parte de la investigación del escándalo del 'Lava Jato'.

Lula salió a pie de la sede del sindicato de metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, donde inició su carrera política, en medio de un clima de tensión provocado por sus seguidores que intentaron evitar su entrega.

"Cometí un crimen", que fue "llevar los pobres a la universidad, permitir que compraran automóviles, que tuvieran comida" y "si es así, seré un criminal el resto de mi vida", dijo Lula en un discurso cargado de emoción que fue una despedida ante los miles de simpatizantes que, desde el jueves, rodearon el sindicato en que se había atrincherado, entre ellos los dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) y otros movimientos sociales.

Un vehículo de la Policía Federal esperaba a Lula en las inmediaciones para trasladarlo a la prisión de Curitiba. Allí le espera una celda de 15 metros cuadrados que ha sido preparada especialmente para él.

El convoy de la Policía que condujo al expresidente estaba compuesto por vehículos oscuros sin insignias de la institución, tal y como había solicitado la defensa de Lula. El exmandatario logró abandonar la sede sindical en su segundo intento, ya que la primera vez, un grupo de simpatizantes rodeó su auto y le impidió avanzar.

Enfrentamientos en la llegada de Lula a la sede de la Policía Federal de Sao Paulo

El expresidente brasileño fue recibido por grupos de detractores y simpatizantes en la sede de la Policía Federal en Sao Paulo, a donde fue conducido tras entregarse a las autoridades.

El convoy policial que recogió a Lula en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo tuvo que disminuir la velocidad al llegar a la sede de la Policía por la presencia de los manifestantes. Los vehículos prácticamente tuvieron que parar en el portón de la instalación policial por la aproximación de manifestantes, donde algunos gritaban para apoyarlo, al considerado el líder más carismático de Brasil, y otros para festejar su detención.

Tras la entrada de los vehículos, la Policía tuvo que separarlos para impedir los enfrentamientos.

El primer presidente en la historia de Brasil encarcelado por un delito común

Lula se convirtió en el primer presidente en la historia de Brasil encarcelado por un delito común, pues otros han sido apresados pero por motivos políticos.

El Partido de los Trabajadores, que sufrió el golpe más duro desde que el mismo Lula lo fundó en 1980, anunció que ahora la "resistencia" será mayor. La presidenta del partido, Gleisi Hoffmann, convocó a toda la militancia de izquierdas a "ocupar" Brasilia y Curitiba hasta que Lula deje la prisión.

"Ahora mismo comenzamos la campaña. Vamos para Curitiba, vamos para Brasilia, vamos acampar allá hasta conseguir la liberación del compañero Lula", dijo Hoffmann a las puertas del mismo sindicato en que el expresidente se atrincheró durante más de 48 horas.

Según Hoffmann, la militancia del PT acampará "desde el domingo" en Curitiba y el lunes hará lo mismo en Brasilia, para exigirle "la libertad de Lula a los magistrados golpistas de la Corte Suprema".

En el Supremo Tribunal Federal de Brasil, a espera de un debate, hay varios recursos que piden hacer una revisión de la jurisprudencia que rige desde 2016 y permite la prisión de un condenado una vez que la sentencia se ratifica en segunda instancia, como le sucedió a Lula. Estos recursos buscan volver al régimen anterior, que contemplaba el encarcelamiento una vez agotadas todas las apelaciones, incluso en una tercera y una cuarta instancia. 

Con EFE

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