Amnistía Internacional: África subsahariana lidera la lucha contra la pena de muerte a nivel mundial
En su Informe Global sobre condenas a muerte y ejecuciones, Amnistía Internacional (AI) resalta los avances de África subsahariana para abolir la pena capital. Durante 2017 se registraron 35% menos ejecuciones que en 2015 a nivel global.
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Un total de 993 personas fueron ejecutadas en 2017 por la pena de muerte en el mundo, una cifra mínima que supone un descenso del 4 % respecto al año anterior y del 39 % en comparación con 2015, según el Informe Global sobre condenas a muerte y ejecuciones publicado por Amnestía Internacional. Además, la organización registró 2.591 condenas a muerte en 53 países en 2017, lo que supone un descenso considerable con respecto a la cifra récord de 3.117 condenas a muerte registrada en 2016.
La organización celebró el descenso global en el número de condenas en la presentación del documento en Londres, aunque apuntó que hay que "seguir trabajando" y recordó que China continúa siendo el "lado amargo del progreso", donde las cifras correspondientes a los miles de ejecuciones consumadas en 2017 están clasificadas como secreto de Estado.
"China siguió siendo el mayor ejecutor del mundo, aunque se desconoce la verdadera magnitud del uso de la pena de muerte en ese país", indica el informe.
Amnistía Internacional: Se han observado avances en toda África subsahariana, donde Guinea se ha convertido en el 20º Estado abolicionista
El documento resalta los grandes pasos que África subsahariana ha dado en la lucha mundial por la abolición de la pena capital, con un considerable descenso en el número de condenas a muerte en toda la región.
“Se han observado avances en toda África subsahariana, donde Guinea se ha convertido en el 20º Estado abolicionista, las condenas a muerte han disminuido sustancialmente y ha habido iniciativas legislativas constantes”, indica el informe.
La organización también informó que durante el año pasado el número de países de África subsahariana que consumaban ejecuciones se redujeron de cinco a dos, los cuales corresponden a Somalia y Sudán del Sur.
Por su parte, Guinea y Mongolia abolieron la pena de muerte para todos los delitos, mientras que Gambia firmó un tratado internacional con el que se comprometió a no llevar a cabo ejecuciones y a adoptar las medidas necesarias para abolir la pena de muerte en su legislación.
Por otro lado, la organización también celebra que las ejecuciones experimentaron descensos notables en Bielorrusia (50%), Pakistán (31%), Egipto (20%) Irán (11%) y Arabia Saudí (5%).
En resumen, al terminar 2017, 106 países (una mayoría de los Estados del mundo) habían abolido la pena de muerte en la ley para todos los delitos, y 142 (más de dos tercios) la habían abolido en la ley o en la práctica.
Un largo camino por recorrer
Aunque las noticias puedan ser alentadoras, el informe muestra que es mucho el trabajo que queda por hacer para abolir la pena capital.
Al final de 2017, se tenía constancia de que había al menos 21.919 personas condenadas a muerte. Son muchos los países que siguen poniendo en este tipo de castigo sin restricciones.
Además, a pesar de que muchos países abandonaron esta práctica, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Kuwait reanudaron las ejecuciones el año pasado y en Palestina se duplicaron, de tres en 2016 a seis en 2017; en Singapur, de cuatro a ocho; y en Somalia de 14 a 24.
Por su parte, Estados Unidos aumentó el número de ejecuciones de cinco a ocho después de que Arkansas, Ohio y Virginia reanudaran las condenas tras una pausa de varios años.
Respecto a las ejecuciones y condenas a muertes por delitos de drogas, fueron 15 los países donde se llevaron a cabo este tipo de condenas, a pesar de que estas contravienen el derecho internacional.
“La región de Oriente Medio y norte de África registró la cifra más alta de ejecuciones relacionadas con las drogas en 2017, mientras que Asia y Oceanía fue la región con mayor número de países que utilizaron la pena capital para ese tipo de delitos (10 países de 16)”, relata el informe.
Algo que aviva la lucha por la amnistía de los condenados a muerte es el hecho de que la mayoría de estas condenas no cumplen las normas internacionales sobre lo que deben ser los juicios justos. En muchos de los casos se recurre a métodos para la tortura o malos tratos para obtener confesiones, algo, que según el último informe de Amnistía Internacional, sucedió en países como Arabia Saudí, Bahréin, China, Irak e Irán.
Con EFE y Portal Web en Español de Amnistia Internacional.
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