La abstención y el rechazo de la clase política dominaron las elecciones iraquíes
En la primera votación tras la victoria sobre el autodenominado Estado Islámico, tan solo el 44,52 % del censo electoral acudió a las urnas. La lista del primer ministro saliente estaría seguida de cerca por grupos ‘antisistema’.
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El actual primer ministro, Haider al Abadi, aliado crucial de los Occidentales en la región, estaría liderando con su lista los primeros resultados mientras que nuevas formaciones habrían logrado canalizar el descontento de los iraquíes y, así, emerger en el escenario político.
Mayor abstención desde la caída de Sadam Hussein
La participación cayó quince puntos en comparación a las elecciones de abril de 2014, según la Comisión Suprema Electoral. Se trata de la mayor abstención por parte de los iraquíes desde la caída del régimen de Sadam Hussein, como consecuencia de la invasión estadounidense y el establecimiento de elecciones multipartidistas, en 2005.
En la capital, solo el 32 % de los votantes acudieron a las urnas. Según Amir al-Saadi, politólogo en la Universidad de Bagdad, la desilusión de los iraquíes fue el factor dominante de este escrutinio.
Lla fuerte abstención demuestra que las políticas puestas en marcha desde hace 15 años ya no convencen a los electores”, analiza el docente, “la mayoría de los programas de las legislaturas pasadas eran muy atrayentes, pero en la práctica las promesas no se cumplieron.”
Arrasado por la guerra, Irak cuenta con más de dos millones de desplazados internos repartidos en campos de refugiados quienes, en gran parte, no pudieron emitir su voto en a pesar de las medidas gubernamentales.
Una parte de los que sí votaron habrían buscado entonces sancionar a la clase política. Así, la lista del primer ministro estaría seguida de cerca por excombatientes del Al-Hashd Al-Sha'abi, las Fuerzas de Movilización Popular, una milicia paramilitar cercana a Irán que contribuyó con fuerza a la derrota del grupo Estado Islámico.
La otra fuerza emergente tras esta votación es la alianza insólita entre el líder religioso chiita Muqtada al-Sadr y los comunistas que protagonizan protestas desde 2015 en contra de la corrupción y el nepotismo en el país.
Por otra parte, los kurdos del norte, quienes siguen padeciendo de la tensión política con las autoridades de Bagdad tras el referendo de independencia, votaron más que los demás iraquíes, con una participación de siete a nueve puntos por encima del promedio nacional.
Cabe agregar que los jóvenes, quienes representan el 60 % de la población de Irak, son los que menos cumplieron la cita electoral.
Los iraquís, desilusionados con la política
La reconstrucción del país será el principal reto de los 329 parlamentarios que se renovarán tras las elecciones de este sábado 12 de mayo. Cerca de 24 millones de electores estaban convocados en estos comicios, claves para la estabilización del país.
Para muchos, el clientelismo que rige las dinámicas políticas del país y la influencia extranjera siguen siendo los pillares de este sistema, que en principio estaba pensado para llevar al poder coaliciones heterogéneas, con la participación de las diferentes minorías, e impedir la dominación de un solo partido como fue el caso durante la dictadura baazista.
En pleno contexto del retiro de Estados Unidos del acuerdo nuclear sobre Irán, Washington y Teherán buscarán ejercer toda su influencia sobre la formación del nuevo ejecutivo iraquí.
Los resultados definitivos de esta votación se esperan en el transcurso del día 14 de mayo de 2018.
Con AFP
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