El cine animado supera a la realidad en el Festival de Annecy
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El festival de animación más importante del mundo alzó este año al dibujo audiovisual como medio comprometido por encima del cine basado en la realidad. Películas como ‘Funan’, ‘Wall’ o ‘El pan de la guerra’ defienden en sus producciones la memoria, los conflictos sociales y las historias femeninas.
Ya sea en dibujo sobre papel, en 3D o stop motion, esta última edición del Festival de Annecy el festival francés de la animación por excelencia, dejó el listón muy alto. No solo contó con más de 500 exhibiciones de 93 países, sino que logró la máxima del cine: inspirar y comprometerse con los diversos contextos del mundo, yendo incluso más lejos que el audiovisual basado en la imagen real.
Por eso una de las grandes joyas de este 42º festival es ‘Funan’ (vencedora del premio Cristal a mejor largometraje) en la que el director camboyano Denis Do narra cómo una joven madre busca a su hijo de 4 años, secuestrado durante la revolución de los Jemeres Rojos de 1975. Una cinta inspirada en la propia madre del realizador que, como muchos camboyanos, tuvo que exiliarse a Francia.
"Contrario a muchos camboyanos para los que evocar el pasado es tan doloroso, mi madre me contó muy temprano todo lo que vivió", explica Denis Do, sucediendo con este premio a Masaaki Yuasa, ganador en 2017 con ‘Lou y la isla de las sirenas’.
La otra perla es ‘El pan de la guerra’ (llamada también ‘Parvana’ o ‘The Breadwinner’) de Nora Twomey. Basada en el cuento juvenil de Deborah Ellis, nos encontramos frente a una niña afgana que con solo 11 años decide vestirse como un chico para ayudar a su familia y sacar a su padre de prisión.
En esa línea de denuncia se alzan también ‘Wall’ y ‘Seder-masochism’, sobre el conflicto palestino-israelí; la brasileña ‘Tito y los pájaros’, que hace una crítica a nuestra sociedad del miedo; y la magia de ‘La casa lobo’ e ‘Insects’ hechas con stop-motion. Mientras la primera cuenta cómo María encuentra refugio en una casa, luego de escaparse de una secta de fanáticos religiosos alemanes en Chile; la segunda, de origen checo, recrea cómo seis miembros de un pub ensayan la sátira ‘La vida de los insectos’ llegando a transformarse en los mismos personajes que interpretan.
Para muchos hay otros títulos que, pese al Palmarés de Annecy, merecen una mención aparte. Es el caso de ‘Dilili en París’ de Michel Ocelot (Francia), qué mejor que la denuncia de una serie de secuestros de chicas durante la Belle Époque, en pleno contexto #MeToo; y ‘Mirai’ de Mamoru Hosoda (Japón), descrita como ligera y sencilla, es la historia de Kun, un niño que, celoso de su hermana menor, se encierra en su propio mundo llegando a traspasar un mundo fantástico en el que descubre sus raíces y futuro. Precisamente, el año que viene Annecy estará dedicado a la animación japonesa.
Así fue la premiación del Festival de Annecy:
Cristal al mejor largometraje: 'Funan' de Denis Do
Premio del jurado a largometraje: 'El pan de la guerra' (Parvana o The Breadwinner) de Nora Twomey
Mención del jurado a largometraje: 'La casa lobo' de Cristóbal León y Joaquín Cociña
Premio del público a largometraje / Première: 'El pan de la guerra' (Parvana o The Breadwinner), de Nora Twomey
Cristal al mejor cortometraje: 'Bloeistraat 11' de Nienke Deutz
Premio del jurado a cortometraje: 'Weekends' de Trevor Jimenez
Mención del jurado a cortometraje: 'Biciklisti' de Veljko Popovic
Premio del público a cortometraje: 'Weekends' de Trevor Jimenez
Premio "Jean-Luc Xiberras" a la ópera prima: 'Egg' de Martina Scarpelli
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