Croacia y Francia se arman para la batalla final; Inglaterra y Bélgica, los teloneros

Moscú (AFP) –

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Unos, Francia y Croacia, velan las armas por el premio mayor, los otros, Bélgica e Inglaterra, los miran con nostalgia pero van por algo más que el consuelo del tercer puesto de Rusia-2018.

El último lugar en el podio del Mundial generalmente deja sabor a poco, aunque en Rusia-2018 Bélgica puede tener otro incentivo: superar el histórico cuarto puesto que logró en México-1986.

E Inglaterra también: sacudir un poco su modorra con los éxitos e ir por el tercer lugar, uno más que en Italia-1990.

Gustito agridulce para el país campeón mundial en 1966, que ha inventado el fútbol y tiene una de las ligas más poderosas del mundo.

Algún otro incentivo extra tienen ingleses y belgas este sábado en San Petersburgo. El capitán inglés, Harry Kane, con seis tantos, está muy cerca de calzarse la Bota de Oro, acechado por el belga Romelu Lukaku, con cuatro.

Pero a Kane se la ha secado la pólvora desde hace dos partidos, ya que su último gol fue en los octavos de final ante Colombia, 1-1 (4-3 por penales), y tal vez esa sea una de las razones por las que Inglaterra juega este sábado en San Petersburgo y no el domingo en Moscú.

Los finalistas franceses Antoine Griezmann y Kylian Mbappé, los otros dos aún en liza, les siguen con tres, pero de alcanzar alguno de ellos a Kane en la final seguramente se irá de Moscú condecorado también como el mejor jugador del Mundial.

- ¿Enfriando el champán? -

Esta final "puede cambiar nuestras vidas, pero no pensamos mucho sobre el domingo por la noche o el lunes. Queremos preparar el juego, descansamos bien, hoy (viernes) trabajaremos tácticamente. Los días serán importantes", dijo Antoine Griezmann sobre la vigilia del equipo francés antes de la gran final del domingo.

Casi lo mismo afirmó el centrocampista Blaise Matuidi este viernes cuando tan cerca de una final mundial los futbolistas libran una desigual lucha contra la ansiedad y el nerviosismo.

"Es una final del Mundial, un sueño de cuando éramos niños que se hace realidad. Tenemos tan cerca el trofeo que queremos tocarlo. Pero antes de tocarlo hay 90 minutos, o puede que 120. Habrá que darlo todo. Creo que es el partido de nuestra vida (...)", declaró Matuidi en una conferencia de prensa en Istra, sede del búnker galo.

Francia está a las puertas del segundo título mundial de su historia, 20 años después del que conquistó en su casa, y se sumaría al 'club de los dos' con Argentina y Uruguay, para situarse detrás de Brasil, Alemania e Italia entre los máximos campeones mundiales.

Pero los recuerdos más próximos se remontan a apenas dos años cuando imprevistamente Francia perdió en casa el partido decisivo de la Eurocopa-2016 ante el Portugal de Cristiano Ronaldo. O un poco más lejos la final ante Italia en Alemania-2006.

- Casi nada por perder -

Los croatas llegan el domingo al estadio Luzhniki de Moscú con la tranquilidad del que no tiene nada que perder... pero con el cansancio del que ha jugado tres prórrogas consecutivas, o sea como un partido extra.

"No voy a poner presión en mis jugadores. Salgan y jueguen su mejor fútbol, no se intimiden. Este es el mejor momento de nuestras vidas. Algunos ya han ganado la Liga de Campeones, pero este el mayor partido para ellos y todos los croatas", subrayó este sábado en Zlatko Dalic en conferencia de prensa.

Los balcánicos ya han superado su anterior marca histórica, el tercer puesto en Francia-1998 de la legendaria generación de Davor Suker y Robert Prosinecki.

Ahora con Luka Modric, Ivan Rakitic y Mario Mandzukic pueden dar un vuelco al fútbol mundial como el pequeño país de cuatro millones de habitantes que desafió el orden establecido.

"He pasado por muchas cosas duras en mi vida. Lo más importante es no rendirse nunca, confiar en ti mismo y seguir luchando", aseguró Modric a su vez ante la abarrotada sala de prensa del estadio Luzhniki de Moscú, el escenario de la final.

Y Modric, de 32 años, seguramente será ungido como el mejor jugador del Mundial si Croacia se corona el domingo.

Un sitio que ni él mismo imaginaba, reservado para Lionel Messi, Neymar y Cristiano Ronaldo, tres que hace mucho comenzaron sus vacaciones.