Política - Italia

El ascenso del controvertido Matteo Salvini en Italia (y Europa)

El viceprimer ministro y ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, se encuentra junto a un rifle de francotirador durante un evento que celebra al equipo SWAT de la policía estatal en Roma, Italia, el 10 de octubre de 2018.
El viceprimer ministro y ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, se encuentra junto a un rifle de francotirador durante un evento que celebra al equipo SWAT de la policía estatal en Roma, Italia, el 10 de octubre de 2018. Remo Casilli / Reuters

El Gobierno italiano se radicaliza y sus políticas migratorias son cada vez más duras. La imagen de este cambio tiene nombre: Matteo Salvini.

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El pueblo de Raice, en Calabria, al sur de Italia, era un modelo de integración de migrantes. Una serie de alcaldes había adelantado exitosamente proyectos para ayudar en ese fin a las decenas de migrantes que llegaron. Domenico Lucano, su último alcalde, fue arrestado por continuar ese trabajo.

La Justicia italiana lo acusó de “favorecer la inmigración ilegal” con recursos públicos. Su arresto fue protestado por residentes y grupos promigrantes, pero no por el siempre controversial ministro del Interior italiano Matteo Salvini. Él lo celebró y no le importó ser acusado de racista, más bien ha sido esa postura lo que lo tiene con un 60% de favorabilidad en su país, según incluso las encuestas más conservadoras.

¿Cómo se entiende que un líder xenófobo y populista afiance cada día más su poder en el país europeo?

Simone Bruno, corresponsal italiano y experto en política internacional dice que su crecimiento se entiende porque “gran parte de los italianos son xenófobos, este es el país que tuvo fascismo y a Berlusconi por 20 años”. Y agrega: “les gusta la imagen de un líder fuerte, que da soluciones sencillas a problemas complejos.”

Y es que los problemas de Italia no son menores y van más allá del tema migratorio.  El país no ha logrado recuperarse de la crisis económica de 2008. Es el que menos crece en Europa: el déficit de balance se acerca al 2%, en los últimos 10 años ha hecho perder a sus ciudadanos miles de euros en réditos. Como si fuera poc, tiene una de las deudas externas más altas del mundo.

“Hay por lo menos cinco millones de pobres, lo que no es común. Y esa franja más pobre es la que ve cómo la inmigración le compite, eso genera rechazo. Y llega Salvini con su Italia para los italianos y esas soluciones le gustan a la gente”, agrega Bruno.

En ese escenario, la migración irregular se ha vuelto una especie de chivo expiatorio del nuevo Gobierno italiano. Salvini cerró los puertos a los barcos de socorro del Mediterráneo, prometió perseguir a quienes los ayuden, busca que la Unión Europea endurezca sus fronteras e incluso le alegró el arresto del alcalde de Raice.

“No podemos tolerar las irregularidades en el uso del dinero público, así sea bajo la excusa de gastarla en migrantes”, dijo Salvini, cuyo partido ha surgido a través del discurso duro contra la migración ilegal.

Desde la llegada de Salvini al Gobierno, todos los días hay denuncias de agresiones a extranjeros en Italia

Un discurso que para sus críticos es enteramente racista. Desde la llegada de Salvini al Gobierno, todos los días en Italia hay denuncias de agresiones a extranjeros, de pintadas y carteles contra los judíos e incluso durante la campaña electoral un ultranacionalista disparó a seis inmigrantes africanos.

Michele Bachelet, a cargo de los derechos humanos en las Naciones Unidas, anunció que la ONU investigará el incremento de los actos de violencia y racismo contra inmigrantes en Italia.  “El Gobierno italiano ha negado el ingreso de naves de socorro de las organizaciones humanitarias, que tiene consecuencias devastadoras para personas ya vulnerables”, agregó.

Salvini, que no es el primer ministro, pero actúa como si lo fuera, contestó que no “acepta lecciones de nadie, menos de la ONU”. Un organismo, que, según él, es “costoso y desinformado.”

Y no es único rifirrafe que ha tenido con líderes internacionales, en una reunión de alto nivel en Austria chocó con el jefe de gobierno de Luxemburgo por el tema de migración. Ese día el polémico ministro dijo: “En Italia sentimos la obligación de ayudar a nuestros hijos a tener hijos. Y no tener nuevos esclavos para reemplazar a los hijos que ya no hacemos”.

En Europa lo reciben de forma distinta. Mientras los líderes nacionalistas de Hungría, Polonia o Republica Checa le dan la bienvenida con los brazos abiertos, los países más liberales lo ven con desconfianza.

El presidente Francés Emmanuel Macron dijo hace menos de un mes: “no cederé frente a los nacionalistas y a quienes predican discursos de odio. Si Salvini ha querido ver en mí a su mayor oponente, tiene razón”.

A pesar de la controversia, Salvini ya se mueve entre los principales líderes europeos. Anunció junto a Marine Le Pen desde Roma que lanzará una alianza soberanista para “salvar” a Europa.

Luego viajó a Rusia y desde Moscú dijo que la ayudará a liquidar las sanciones que tiene el país de Putin desde que se anexó Crimea en el 2014.

Y sus críticos temen que apenas esté empezando...

Con Reuters y AP

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