Filipinas: después de un descanso, la isla Borácay reabrió sus puertas al turismo
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Una de las playas más apetecidas de Filipinas recibe nuevamente a los viajeros tras permanecer cerrada durante seis meses para recuperarse de los daños causados por el turismo de masa.
La isla Borácay, una de las playas más majestuosas del mundo, volvió a recibir viajeros luego de permanecer cerrada por seis meses al verse amenazada por la afluencia masiva de turistas, la expansión hotelera sin control, así como el mal manejo de los residuos dentro de las playas, que terminaron por perjudicar su entorno.
Los primeros visitantes comenzaron a llegar desde temprano al puerto de Cagban, donde tuvo lugar la ceremonia de reapertura que estuvo oficiada por el Ministerio de Turismo, quienes informaron que ahora el funcionamiento será establecido bajo estrictas normas como la prohibición de alcohol, tabaco y sombrillas en la playa, además de la restricción de visitantes, un modelo de turismo sostenible que el Gobierno pretende imponer en otros destinos en Filipinas.
“Juntos, nos aseguraremos de que las futuras generaciones a partir de ahora, los hijos de nuestros hijos, digan que todo es más divertido en Filipinas. En nombre del grupo de trabajo interinstitucional de Borácay me place informar que Boraácay se declara oficialmente abierto a todos", dijo Bernadette Romulo Puyat, ministra de Turismo.
Con las nuevas reglas de juego implementadas, el Gobierno busca proteger la belleza de las playas de arena blanca y agua turquesa de Borácay, que siempre aparece en los primeros puestos de los rankings de las mejores islas del mundo en las publicaciones especializadas en viajes.
“Cuando escuchamos que iban a cerrar esta isla dijimos: Wow, eso es algo bueno pues realmente todo el entorno de la naturaleza puede descansar por un segundo. Así ahora al regresar se siente incluso que es un mejor lugar para todos", mencionó una turista alemana que llegó a pasar vacaciones justo el día de la reapertura.
La isla que anteriormente albergaba una media de unos 40.000 visitantes diarios tiene ahora la restricción de dejar ingresar máximo a 19.200 turistas a la vez, ya que el número de personas que vive permanente allí es equivalente a 36.500. Esto con el objetivo de que se vuelva a presentar una nueva masificación turística.
Para dosificar la afluencia de visitantes, no podrán entrar al día más de 6.400 personas y se ha ordenado tanto a los barcos de pasajeros como a las nueve aerolíneas que operan que recorten sus servicios en el área.
En materia de hotelería, la isla aún no funciona en un cien por ciento, pues de los más de 400 hoteles registrados para la apertura, solo 157 de ellos están operando oficialmente y los demás deben restablecer cierto tipo de normas para recibir el permiso de operar y así reiniciar servicios.
Con Reuters y EFE
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