El ELN: una guerrilla colombiana tan antigua como las FARC, pero aún beligerante
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Esta guerrilla, tan antigua como las FARC, reinvindicó el atentado que en Bogotá causó la muerte de 21 personas en una escuela de policía, con lo cual echó por la borda el proceso de paz que adelantaba con el Gobierno colombiano.
La suerte de los actuales líderes de la guerrilla del ELN está en manos de Cuba. Tras el atentado en Bogotá que conmocionó a la opinión pública colombiana, el presidente Duque pidió al Gobierno de la isla entregar a los cinco negociadores del ELN para ser capturados y judicializados.
La historia de este grupo guerrillero data de 1964, mismo año en que nació la guerrilla más famosa de Colombia, las FARC, actualmente desmovilizada y convertida en un partido político tras los acuerdos de paz firmados en La Habana en 2016.
Según Carlos Medina, especialista en conflicto armado colombiano y conocedor a profundidad de este grupo armado subversivo, el ELN se fundó como “el resultado de la revolución cubana en el conjunto de la juventud de América Latina y de los partidos comunistas de todo el hemisferio”.
Mientras las FARC se conformaron inicialmente como un grupo de campesinos en armas, el ELN reunió a jóvenes pensadores con tendencias políticas de izquierda que se alzaron en armas. Fue una respuesta al llamado del Che Guevara para sistematizar la experiencia del Movimiento 26 de julio.
El cura Camilo Torres, el militante más famoso de esta guerrilla
En palabras del historiador David Bushnell, el sacerdote Camilo Torres era como un “Jesús empuñando un fusil para la justicia de los pobres y rechazados”. En él confluyeron dos corrientes: la revolución castrista y la teología de la liberación.
Este cura bogotano estaba “profundamente comprometido con los sectores populares”, según cuenta Medina, a pesar de provenir de una familia acomodada que lo impulsó a estudiar en Europa.
A sabiendas de que por la vía de la lucha social estaba perdida la batalla contra la considerada oligarquía colombiana y los partidos políticos tradicionales, Camilo Torres se incorporó en la guerrilla del ELN en octubre de 1965.
La mala suerte lo acompañó semanas después en un cerco que le propinaron a una cuadrilla del Ejército. En ese combate de febrero de 1966 murió tiroteado. Sin embargo, su lucha prevaleció por los años: la del compromiso de la Iglesia con las comunidades marginales, basado en las transformaciones de la Iglesia y en especial del Vaticano Segundo.
La casi desaparición del ELN y su póstuma resurrección
La década de 1970 por poco ve desaparecer a esta guerrilla. El Gobierno colombiano le propinó dos fuertes golpes. El primero fue en 1973, conocido como el ‘Cerco a Anorí’, una ofensiva militar en un municipio del noroccidente colombiano donde estaban concentrados. Allí se acabó con sus estructuras rurales.
El segundo gran golpe fue en 1977 con el denominado ‘febrerazo’. Otro avance militar para romper con las estructuras urbanas de la guerrilla.
Debilitada y agonizante, la guerrilla del ELN contó con la suerte de reconstruir política y orgánicamente su estructura, gracias al petróleo.
Entre 1978 y 1983, el Frente Domingo Laín Sanz, una escuadra de esta guerrilla, hizo su aparición en la región de la Orinoquía colombiana, limítrofe con Venezuela. Desde allí, de acuerdo con Carlos Medina, este grupo se “nutrió de la extorsión a grandes compañías petroleras trasnacionales”.
Millones de dólares entraron a sus arcas y pronto el ELN derivó en una “guerrilla opulenta” como la calificó David Bushnell.
La posibilidades de paz que ha tenido el ELN
Desde la presidencia de Belisario Betancur en la década de 1980, el ELN acarició una primera posibilidad de dialogar la paz con el Gobierno colombiano.
En la década de 1990, fue junto a las FARC y el EPL, otra de las guerrillas que conformaron la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar y que inició una serie de conversaciones con el gobierno de César Gaviria, primero en Caracas y luego en Tlaxcala.
Posteriormente en 1998, el acuerdo de Puerta del Cielo, abrió otro espectro para que el ELN negociara la paz, esta vez en España y Alemania.
Para Carlos Medina, el proceso de paz más importante de esta guerrilla fue en el 2005 con el expresidente Álvaro Uribe, en La Habana. Allí se llegó a un acuerdo mínimo importante, que tras unos incidentes, se diluyó en la negativa de la organización para continuar la paz.
El último proceso de paz fue el acordado con el expresidente Juan Manuel Santos en 2017. Estos diálogos iniciaron en Quito y posteriormente se trasladaron a La Habana. Con el cambio de mandato para Iván Duque, la suerte del ELN no sería la misma.
Según Medina, “el proceso de paz con el ELN ya estaba estancado” y desde el comando de la guerrilla no se calculó el impacto político y social que tendría el atentado que en Bogotá mató a 20 cadetes de la policía. Esa fue la estocada final para romper diálogos entre el Gobierno y la guerrilla.
Según Medina, el futuro del ELN no es promisorio. Se enfrentará a fuertes golpes militares en las cinco regiones colombianas donde están concentrados: la Orinoquía, el nordeste Antioqueño, el Bajo Cauca, el Chocó y el suroccidente del país en los departamentos de Nariño y Cauca.
Lo más grave para Medina es que la más afectada será la población civil y “los muertos los van a seguir poniendo los pobres”.
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