Solidaridad y empatía: la gratitud de los migrantes en tiempos de Covid-19
Primera modificación:
En medio de la crisis por la propagación del coronavirus, los refugiados dan muestras de fraternidad en los países de acogida. Con pequeños actos, agradecen a los nacionales por permitirles pertenecer a un país que no es el suyo y en el que comenzaron a construir su nueva vida.
En Lesbos, la isla griega que acoge a miles de migrantes en el campo de refugiados más grande de Europa, se fabrican tapabocas. Las modistas son solicitantes de asilo voluntarias que trabajan para aportar al cuidado en medio de la emergencia por el nuevo coronavirus. A diario, hacen hasta 4.000 mascarillas de protección.
Esta iniciativa se replica en otras ciudades de Europa. En Francia, un grupo de jóvenes refugiados kurdo-sirios entrega cajas con máscaras protectoras en las farmacias. Ellos mismos las fabrican y las venden por mucho menos del precio con el que se encuentran normalmente en el mercado.
“Les damos las gracias porque realmente el público está muy contento con lo que están haciendo... Eso demuestra que cuando recibimos a jóvenes refugiados, ellos también pueden estar al servicio de todos”, asegura Frédéric Barthe, farmaceuta en la Lavardac.
A kilómetros de allí surgió otra idea similar. En Melbourne, Australia, un restaurante colombiano decidió preparar sus platos típicos y entregarlos a quienes perdieron sus empleos por el Covid-19.
“Uno no esperaría encontrar a personas o comunidades así, que te ayuden y sobre todo estando en un lugar tan lejos, como es Melbourne”, cuenta Matías Jiménez, uno de los beneficiados.
El restaurante ‘La Tienda’ dona comida todos los lunes y martes, mientras persiste la crisis. “Esa es la idea, que siempre que vengan aquí se vayan a la casa con algo para comer”, señala John Gómez, propietario del lugar.
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