¿Regresa la guerra comercial? El Covid-19 pone en jaque el acuerdo entre EE. UU. y China
Primera modificación:
El moderado optimismo que generó la firma de la primera fase del tratado se ha desvanecido en medio de la pandemia. La creciente tensión política entre ambas potencias amenaza ahora un acuerdo que de entrada planteaba metas poco realistas.
En enero del 2020, China y Estados Unidos firmaron la primera fase de un acuerdo que le puso pausa a una guerra comercial de casi dos años. Muchos asuntos quedaron pendientes y se mantuvieron los aranceles por más de US$360.000 millones que el Gobierno estadounidense había impuesto sobre productos chinos.
Sin embargo, este primer pacto redujo la incertidumbre en torno a la relación entre las dos potencias. El presidente Donald Trump no ahorró elogios a la hora de hablar del acuerdo. “Uno de los mejores acuerdos comerciales jamás realizados”, dijo en su cuenta de Twitter. Los mercados respiraron y se contempló la posibilidad de que ambos países continuaran la negociación hacia una segunda fase que realmente pusiera punto final a la guerra.
La Fase 1 del tratado comercial entró en vigor un mes después de su firma, el 14 de febrero. Para entonces ya habían comenzado las medidas de confinamiento en China y, por ende, la paralización económica de la segunda economía del mundo. A finales de ese mes se confirmaría oficialmente el primer caso de Covid-19 en Estados Unidos. Con la llegada del virus, se reanudaron los ataques del presidente Trump a China, ya no enfocado en sus prácticas comerciales, sino en su manejo de la enfermedad.
Con el paso de los meses, el número de casos, las muertes y el desempleo aumentaron, como los ataques de Trump a China. El 24 de mayo, el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, acusó a Estados Unidos de estar llevando la relación entre ambos países a “una nueva guerra fría”. Cuatro días después, el Parlamento chino aprobó la ley de seguridad para Hong Kong, un golpe mortal a las protestas que comenzaron el año pasado.
One of the greatest trade deals ever made! Also good for China and our long term relationship. 250 Billion Dollars will be coming back to our Country, and we are now in a great position for a Phase Two start. There has never been anything like this in U.S. history! USMCA NEXT!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 16, 2020
La aprobación de esta ley aumentó la tensión. Mike Pompeo, secretario de Estado de EE. UU. anunció que el Departamento de Estado ya no reconocía la autonomía de Hong Kong frente a China, lo que abre la puerta a que el comercio de ese territorio sea sometido al mismo tratamiento que recibe el gigante asiático.
Los mercados escucharon con nerviosismo la declaración de Trump el viernes 29 de mayo, pues se temía que pudiera anunciar la ruptura de la Fase 1 del acuerdo. Aunque dijo que Estados Unidos comenzaría a desmontar los privilegios con los que cuenta Hong Kong, el mandatario no se refirió al acuerdo comercial con China.
Según fuentes consultadas por Reuters, luego de estas declaraciones, el Gobierno chino les ha pedido a algunas empresas estatales que suspendan las compras de cerdo y soja estadounidenses. Una de las fuentes afirmó que las compras de algodón y maíz también están en espera, a la expectativa de la próxima movida de la Casa Blanca.
Las compras realizadas por China a Estados Unidos hasta marzo muestran que la meta está lejos de cumplirse
La fase 1 del acuerdo comercial entre China y Estados Unidos tiene como principal objetivo un aumento de importaciones de productos estadounidenses por parte de China de US$200.000 millones en un periodo de dos años. El pacto abarca productos agrícolas, energéticos y manufacturas. Para calcular este incremento, se toman como punto de partida las cifras de comercio entre ambos países del 2017.
Como se explica en la herramienta de monitoreo del Instituto Peterson para la Economía Internacional (PIIE, por sus siglas en inglés), para establecer los objetivos a alcanzar cada año (2020 y 2021) se deben tener en cuenta tanto las estadísticas de importaciones de China como las de exportaciones de Estados Unidos. Utilizando datos de ambas fuentes, el PIIE muestra las compras realizadas por China en 2020 a marzo y calcula el nivel de cumplimiento hasta esa fecha de acuerdo con la meta anual.
Según el PIIE, en el primer trimestre del año las importaciones de productos estadounidenses cubiertos por parte de China totalizaron US$19.800 millones, “en comparación con un objetivo prorrateado del año hasta la fecha de US$43.200 millones”, mientras que “las exportaciones estadounidenses a China de productos cubiertos (por el tratado) fueron de US$14.400 millones, en comparación con un objetivo anual de US$35.700 millones”. Esto significa que las compras de China solo alcanzaron el 40% (según datos estadísticas de EE. UU.) o el 46% (según estadísticas chinas) de los objetivos del año hasta la fecha.
El rastreador también muestra cómo van las compras según el tipo de producto. Para los productos agrícolas, el nivel de cumplimiento de los objetivos anuales está entre el 37% (exportaciones estadounidenses) y el 56% (importaciones chinas); para las manufacturas está entre el 52% y 53% y para los productos energéticos entre el 7% y el 1%.
Los objetivos de la Fase 1 parten del intercambio comercial del 2017 y desconocen la caída posterior
“China simplemente tiene que comprar cierta cantidad durante un periodo de dos años, entonces decir que están rezagados en este momento no es técnicamente correcto”, advirtió en entrevista con France 24 Mary E. Lovely, integrante principal del PIIE y profesora de Economía de la Universidad de Syracuse, en Nueva York. Sin embargo, lo que sí se puede afirmar, según la economista, es que China se encuentra muy atrasada con respecto a lo que podría considerarse como una trayectoria regular hacia los objetivos del acuerdo.
“Lo que se observa es que una tarea que ya de por sí era difícil se está dificultando más por la crisis del Covid-19, que primero colapsó la demanda china por bienes y luego colapsó la oferta de Estados Unidos, al mismo tiempo que dificultaba la logística a nivel global”, explica Lovely.
Para Enrique Dussel Peters, coordinador de la Red Académica América Latina y el Caribe sobre China y profesor de la Universidad Autónoma de México, es necesario considerar el efecto de la guerra comercial en el intercambio entre China y Estados Unidos durante los últimos años.
Según le dijo a este medio, ya con la información del comercio del 2019 y previendo el impacto que pueda tener el Covid-19, los compromisos de China son casi imposibles de cumplir “porque parten del mayor nivel de compras chinas de productos estadounidenses en el 2017, siendo que en 2018 y 2019 ya habían caído en forma muy significativa”.
“A mayo del 2020 es absolutamente imposible que China cumpla con los compromisos. Me pareció que ya incluso cuando se firmó era difícil, pero ahora es totalmente imposible”, asegura Dussel Peters. Con base en estadísticas de Estados Unidos, advierte que de un 16,34% en 2017, el comercio entre ambos países ha caído al 13,49% en el 2019 y luego al 11,80% en el primer trimestre del 2020.
¿Arma política o callejón sin salida? Las opciones de Donald Trump frente al acuerdo
Como destaca Lovely, las compras por parte de China, que eran el gran logro de Trump, están en duda. Cada vez más, dada la pausa que ordenó el Gobierno chino tras las declaraciones de Estados Unidos sobre Hong Kong. “¿Cuál es el cálculo político ahora? Parece que el presidente y Joe Biden van a jugar a cuál puede ser más rudo con China, con estrategias muy diferentes, pero en este mundo, el acuerdo de Trump con China puede que en vez de ser un activo político sea un lastre, porque lo hace ver como el que hizo la paz”, afirma la economista.
En medio de la contracción económica derivada de la pandemia y con una tasa de desempleo que no se veía desde la Gran Depresión, cualquier decisión que tome Donald Trump podría afectar su permanencia en la Casa Blanca. Para Lovely, “castigar” a China por la vía comercial implica transitar un camino peligroso. No solo peligroso sino ineficaz, porque la eliminación de ventajas aduaneras a Hong Kong tendría un efecto imperceptible en ese territorio, y por ende en China.
Trump podría imponer más aranceles a productos chinos o incrementar los ya existentes, pero corre el riesgo de trasladar esos costos a las compañías y los consumidores estadounidenses, en momentos en que es urgente reactivar la economía. Además, tendría que estar preparado para las acciones que previsiblemente tome China en retaliación.
Para Dussel Peters, si Estados Unidos decide cancelar unilateralmente la Fase 1 del acuerdo, “le estaría haciendo un gran favor a China”. Considera que el acuerdo sigue siendo un arma política que Donald Trump utilizará durante la campaña presidencial para que China “entre en razón”. Pero también señala que la creciente presión sobre China para alcanzar estos “compromisos ilusos”, puede conllevar a “la total indisposición” de ese país por cumplirlos.
A finales de mayo, el premier chino Li Keqiang dijo que la cooperación entre China y Estados Unidos no es de interés solo para los dos países, sino para el mundo. “Por lo tanto, el mundo se preocupa cuando estos problemas ocurren”. El regreso a una guerra comercial plena entre China y Estados Unidos sumaría incertidumbre a la economía global, que transita la peor recesión de los últimos 90 años.
Con Reuters
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