Rusia dice que movilizará agentes de seguridad para ayudar a Belarús en caso de ser necesario

El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció este jueves que el Kremlin había creado una fuerza especial para apoyar al líder bielorruso Alexander Lukashenko y, a petición del mismo, para controlar a los manifestantes, aunque ambos mandatarios acordaron que dicha fuerza no se desplegará a menos de que los disturbios se “salgan de control”.  

El presidente ruso, Vladimir Putin, en una reunión con miembros del Gobierno a través de un enlace de video en la residencia estatal de Novo-Ogaryovo en las afueras de Moscú el 11 de agosto de 2020.
El presidente ruso, Vladimir Putin, en una reunión con miembros del Gobierno a través de un enlace de video en la residencia estatal de Novo-Ogaryovo en las afueras de Moscú el 11 de agosto de 2020. © REUTERS / Aleksey Nikolskyi
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Desde las elecciones del 9 de agosto, que según la oposición fueron manipuladas, miles de personas han salido a las calles para exigir la renuncia del presidente Alexander Lukashenko, quien ha ostentado el poder en Belarús desde su elección en 1994. 

El presidente Vladímir Putin, aliado del mandatario bielorruso y quien pasó casi un mes sin pronunciarse sobre los acontecimientos, rompió su silencio este jueves 27 de agosto, anunciando que Rusia había formado una fuerza especial de seguridad, que está lista para desplegarse en el país vecino si las protestas allí se tornan violentas. 

"Alexander (Lukashenko) me pidió formar una reserva de agentes de servicios de seguridad y lo hice, pero quedamos en que esta reserva no se utilizaría mientras la situación no se salga de control", dijo Putin en una entrevista con Rossiya 24.

"Esa reserva no se va a utilizar hasta que los elementos extremistas en este país se pasen todos los límites y comiencen a hacer fechorías basadas en consignas políticas, cometan delitos, prendan fuego a vehículos e intenten ocupar edificios administrativos", continuó el mandatario ruso.

Moscú y Minsk no ven, "por ahora", la necesidad de desplegar la fuerza, por lo que el mandatario ruso agregó que "los problemas que han surgido en Belarús deben resolverse de forma pacífica". 

El mandatario también destacó que Rusia no puede observar con indiferencia lo que está pasando en Belarús, porque es un país muy afín en los aspectos lingüístico, cultural, religioso y muchos otros. 

Putin subrayó que "si hay gente que sale a las calles, hay que reaccionar a ello y escucharla", y recordó que "el presidente bielorruso está dispuesto a examinar la posibilidad de ejercer una reforma constitucional, adoptar una nueva Carta Magna y celebrar nuevas elecciones".

La oposición catalogó el anuncio de "inadmisible" 

El Consejo de Coordinación, creado por la oposición bielorrusa para facilitar una transición pacífica del poder, criticó la declaración de Putin, diciendo que es "inadmisible" que cualquier país forme unidades armadas para su uso en Belarús.

Los miembros del comité, que han sido acusados por Lukashenko de intentar "tomar el poder", han lamentado que el líder bielorruso pidiese a Putin la formación de dicha "unidad" y han recordado que Lukashenko ha insistido en que es inaceptable la injerencia externa en los asuntos del país y eso, recalcan, incluye a Rusia. 

Las mujeres forman una cadena humana frente a la Iglesia de los Santos Simón y Elena durante un mitin contra los resultados de las elecciones presidenciales, en la Plaza de la Independencia en Minsk, Bielorrusia el 27 de agosto de 2020.
Las mujeres forman una cadena humana frente a la Iglesia de los Santos Simón y Elena durante un mitin contra los resultados de las elecciones presidenciales, en la Plaza de la Independencia en Minsk, Bielorrusia el 27 de agosto de 2020. © REUTERS / Vasily Fedosenko

"No vemos ninguna razón para que la situación dentro del país se salga de control. Solo se están llevando a cabo acciones pacíficas y con el apoyo de la mayoría de la ciudadanía", añadieron. 

No todo es color de rosa entre Putin y Lukashenko

Moscú y Minsk tienen un acuerdo de unión que prevé estrechos lazos políticos, económicos y militares, y Lukashenko ha dependido de la energía rusa y otros subsidios para mantener a flote las finanzas desde hace varios años. 

A pesar de la estrecha cooperación, Lukashenko ha tenido una relación personal difícil con Putin. A menudo, los frecuentes acercamientos del líder bielorruso a Occidente, en donde incluso llegó a acusar a Moscú de tramar planes para incorporar a Belarús, han tensado las relaciones entre ambos países. 

El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se reúnen en el Centro Educativo Sirius en el balneario del mar Negro de Sochi, Rusia, el 15 de febrero de 2019.
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se reúnen en el Centro Educativo Sirius en el balneario del mar Negro de Sochi, Rusia, el 15 de febrero de 2019. © REUTERS / Sergei Chirikov

El último de disgusto entre ambos líderes ocurrió justo antes de las elecciones, cuando Belarús arrestó a 32 contratistas militares privados rusos acusados ​​de planear disturbios. Las autoridades bielorrusas liberaron a los hombres poco después de la votación.

En una entrevista, Putin describió el incidente como una provocación por parte de las agencias de espionaje de Ucrania y Estados Unidos, alegando que los trabajadores rusos habían viajado a Belarús bajo falsas promesas de empleo en un tercer país, mientras los "conspiradores" hacían creer a las autoridades bielorrusas que dichos hombres tenían la misión de desestabilizar el país.

La OTAN rechaza el anuncio de Putin

En respuesta a las declaraciones del mandatario ruso, el jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, Jens Stoltenberg, pidió este jueves a Vladimir Putin que no se entrometa en la crisis política bielorrusa. 

"Nadie, Rusia tampoco, debe entrometerse", advirtió en una entrevista concedida a la edición internet del diario alemán Bild. "Bielorrusia es un Estado soberano e independiente", añadió. 

Mientras tanto, y en el mismo tono, los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) discutieron este jueves en Berlín la necesidad de redoblar la presión sobre Lukashenko con más sanciones, para que Minsk desista de reprimir con violencia a opositores y manifestantes.

Por ahora, occidente ha actuado con cautela, receloso de provocar una respuesta militar rusa como ocurrió en Ucrania en 2014. Aunque Putin considera que las agresiones e intervencionismo vienen de parte de occidente. 

 "A mi modo de ver, nos portamos con mucha mayor contención y neutralidad con respecto a los acontecimientos bielorrusos que otros países, tanto los europeos como EE. UU.", dijo el mandatario al finalizar la entrevista.

Con Reuters y AP

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