Racismo y falta de apoyo empañan la genialidad del surf brasileño
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Brasil acaba de ganar su primera medalla de oro de 2021 de la mano de Ítalo Ferreira. Es el primer campeón olímpico de surf de la historia, ya que este deporte se estrenó este año en Tokio. Ítalo es hijo de un pescador de Río Grande do Norte, una de las regiones más pobres de Brasil. Comenzó a practicar este deporte en la tapa de la nevera de poliespán que su padre usaba para refrigerar el pescado. Representa una excepción en un mundo protagonizado por chicos de piel blanca y de clase alta.
La victoria de Ferreira reactiva la polémica sobre el racismo en el surf. En las favelas de Río de Janeiro, son muchos los jóvenes que practican este deporte a nivel profesional. Sin embargo, su evolución se ve mermada por la falta de patrocinadores. Muchas empresas prefieren invertir su dinero en atletas que encarnan el estereotipo del surfista californiano: rubio y de ojos azules.
Anderson Carvalho, conocido como ‘Pikachu’ en el mundillo carioca del surf, comenzó a enfrentar las olas a los cuatro años, cuando iba a la playa con su abuela, que administraba un pequeño bar a la orilla del mar. Vive en la favela de Cantagalo, un enjambre de callejones situado a menos de un kilómetro de la playa de Ipanema.
Muy pronto ‘Pikachu’ se dio cuenta de que tenía un don para la tabla. “Al poco tiempo, comencé a destacar. Las personas del mundo del surf, en la playa del Arpoador, empezaron a apoyar mi evolución. En 2013 tuve la oportunidad de viajar a Hawái. Fue uno de los mejores viajes de mi vida. Siempre le decía a mi madre que mi sueño era viajar a Hawái”.
"En Río los que nos dedicamos al surf sufrimos el racismo en nuestras propias carnes"
A pesar de haber ganado varios torneos locales, 'Pikachu' encuentra dificultades para conseguir sponsors. “Las empresas no quieren patrocinar a los jóvenes de la favela. Esto me deja muy triste. Aquí en Río los que nos dedicamos al surf sufrimos el racismo en nuestras propias carnes”, relata. Un abismo social y racial separa a estos deportistas del podio olímpico.
Érica Prado tuvo que lidiar con ese mismo problema. Desde la primera competición, esta surfista originaria del Estado de Bahía supo que quería dedicarse a este deporte, pero no tuvo apoyos y optó por el periodismo especializado. “Esto de alguna forma me desmotivó. Mientras que algunas amigas y colegas viajaban a Hawái o a Indonesia, y participaban en eventos fuera de Brasil, yo no tuve este soporte financiero en aquella época. En contra, tuve una estabilidad financiera en el periodismo, porque estaba trabajando en un canal de televisión que cubría eventos de surf”, explica.
Para luchar contra la discriminación, en 2019 Érica creó el Movimiento de Surfistas Negras. “Es una plataforma gratuita en Instagram, donde comencé a postar fotos de mujeres negras, para que estas mujeres sean vistas y para que se conecten entre ellas. Surgió una red de apoyos y de conexiones. Las personas se están conociendo y están surgiendo oportunidades de trabajo”, añade.
Desde las redes sociales, Érica intenta deconstruir el estereotipo de los surfistas blancos y erradicar lo que define como “racismo estructural”.
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