En imágenes: hace un año llegaba el confinamiento a la vida de los franceses
Primera modificación:
La cotidianidad de los franceses estaba a punto de vivir un cambio radical hace un año tras el anuncio del confinamiento decidido por el presidente Emmanuel Macron el 16 de marzo de 2020 para tratar de mitigar la pandemia de Covid-19. Viajamos un año atrás para revivir esta medida tan inédita como histórica a través de las imágenes.
Hace ya casi un año que Francia se inmovilizó. Entró en un primer confinamiento que aisló el país hasta el 10 de mayo. Durante 55 días, los franceses adoptaron un nuevo estilo de vida, impuesto por la pandemia de Covid-19. Estas son diez imágenes para recordarlo.
La declaración de “guerra” de Emmanuel Macron
El 16 de marzo de 2020, Francia entra “en guerra”, según los términos de un muy solemne Emmanuel Macron por televisión. Treinta y cinco millones de personas se encuentran frente a la pantalla. La epidemia de Covid-19 progresa a gran velocidad por el territorio y el balance de la pandemia alcanza las 127 muertes y 5.423 casos confirmados en Francia. “No estamos luchando contra ningún ejército, ni contra otra nación”, precisa el jefe del Estado, “pero el enemigo está ahí, invisible, inasible, progresando”. Luego, el presidente anuncia lo que muchos ya presienten desde hace unos días: la implementación de un confinamiento. Esta medida inédita entra en vigor al siguiente mediodía.
Certificación obligatoria
Al día siguiente de la intervención de Emmanuel Macron, Christophe Castaner, en ese entonces ministro del Interior, precisa las modalidades del confinamiento. A partir de ese momento, para salir de su domicilio cada persona debe contar con una certificación que justifique su desplazamiento, sin lo cual el infractor se expone a una multa de 135 euros. Alrededor de 100.000 policías y gendarmes son desplegados en el territorio para realizar controles. La orden del poder Ejecutivo se resume en tres palabras: “Quédense en casa”.
El éxodo de los francilianos
El 17 de marzo, antes del mediodía, múltiples ciudadanos con una casa en el campo, en la montaña o en el mar se precipitan hacia las estaciones o hacia las carreteras para pasar el confinamiento en condiciones privilegiadas, a pesar de las recomendaciones del Gobierno. Según un análisis estadístico realizado por Orange a partir de datos de sus clientes telefónicos, el 17 % de los habitantes de la metrópolis de Gran París salen de la región entre el 13 y el 20 de marzo.
Ciudades fantasma
La consecuencia más visible del confinamiento son las calles desiertas en las ciudades y pueblos de Francia. Fotografías de la ciudad de París sin sus transeúntes y conductores parecen haber salido directamente de una película sobre el apocalipsis. Desde la Isla de la Cité hasta la plaza de la République, pasando por la plaza de la Concordia, fotografías de profesionales y aficionados inmortalizan la capital que súbitamente parece haberse vuelto irreal.
El teletrabajo para todos… o casi todos
La emergencia sanitaria altera la organización de las empresas. Una gran mayoría de franceses, que hasta el momento nunca habían tenido la experiencia del teletrabajo, realizan reuniones desde la sala de su casa. El primer confinamiento, en marzo de 2020, sume a un cuarto de la población activa en el trabajo a distancia, obligado y de tiempo completo. Una suerte para unos, un lastre para otros, que con el tiempo sufren por el aislamiento y el estrés.
El colegio en casa
El teletrabajo es aún más complicado para los padres que deben tener un colegio en casa. Con el confinamiento, los establecimientos escolares y universitarios también cierran sus puertas. Sin embargo, no se trata de dejar de estudiar. Los padres se convierten entonces en maestros improvisados y aseguran que el aprendizaje continúe… con relativa paciencia. El confinamiento además acentúa las desigualdades sociales. Algunos alumnos pierden el ritmo. Pero a nivel general, alumnos y padres se las arreglan bien. Un estudio del servicio estadístico del Ministerio de Educación (DEPP) publicado en julio de 2020 revela que el 77 % de los maestros de primaria y el 68 % de los de secundaria consideran que sus alumnos aprendieron de manera “satisfactoria” durante ese periodo.
Avalancha sobre las pastas y el papel higiénico
Ante esta situación excepcional, algunos ceden al pánico y acumulan provisiones desproporcionadas de productos no perecederos. Pastas, arroz, conservas, papel higiénico y jabones desaparecen de las estanterías de los supermercados. Se forman filas de espera delante de las tiendas, sometidas a medidas de control.
La carrera por las pruebas PCR
Al mismo tiempo, el poder ejecutivo anima a los franceses que tengan dudas sobre su estado de salud o que hayan estado en contacto con alguien contagiado a realizarse una prueba PCR. Ante la alta demanda, la oferta resulta insuficiente. En este caso, también se forman filas de espera en la entrada de los laboratorios de análisis en la ciudad. Las autoridades sanitarias instalan centros de detección provisionales cerca a las estaciones en los centros urbanos. Buses que recorren el campo también son convertidos en centros de detección ambulantes.
Los aplausos a las 8 de la noche
El personal de salud, en primera línea de la lucha contra la pandemia de Covid-19, es felicitado todas las noches con nutridos aplausos. Al igual que en otros países, con el paso de los días los franceses toman la costumbre de reunirse a las 8 de la noche en las ventanas, balcones y jardines para celebrar a los nuevos héroes.
El 10 de mayo de 2020 llega el fin. Los franceses vuelven a tener el derecho de salir de sus casas, tras un mes y 28 días de encierro, aunque muchas restricciones se mantienen. Sin embargo, esas precauciones no evitan que se realice un segundo confinamiento del 28 de octubre al 15 de diciembre. Un año después, a pesar de las señales esperanzadoras con la llegada de las vacunas al mercado, Francia, ante malas cifras epidémicas, no está a salvo de un tercer confinamiento.
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