La justicia francesa, ante el reto de desentrañar la personalidad de Carlos "El Chacal"
París (AFP) –
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¿Cómo es Carlos "El Chacal"? La justicia francesa profundizó este jueves en la vida del venezolano Ilich Ramírez Sánchez con el fin de desentrañar su personalidad, un elemento clave para fijar su condena por un atentado mortal en París en 1974.
"Fui el primer miembro extranjero oficialmente de la resistencia palestina", "soy comunista", aseguró este hombre de 71 años, quien durante la segunda jornada de juicio repasó una trayectoria que transcurre por cuatro continentes.
Esta figura de la lucha "antiimperialista" de los años 1970 y 1980 es juzgado por tercera vez por el ataque contra la galería comercial Drugstore Publicis en la capital francesa, que dejó dos muertos y 34 heridos, y por el que fue condenado inicialmente a cadena perpetua.
La personalidad de Carlos, sobre el que ya pesan dos cadenas perpetuas en Francia por otros hechos y en prisión desde 1994, protagoniza el juicio, máxime cuando ya fue declarado culpable en firme.
Ramírez Sánchez nació en 1949 en Venezuela en el seno de una familia politizada. Su padre era un abogado "comunista" y "ateo" y su madre era "socialdemócrata" y "católica, pero no fanática", explicó. En 1964, se unió a las juventudes comunistas.
¿Por qué escogió la lucha armada? "Yo no lo escogí. Fueron las circunstancias históricas", respondió el antiguo miembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), que descubrió esta causa en la universidad Patrice Lumumba de Moscú.
De su período en la entonces Unión Soviética, adonde llegó en 1968, recordó que "los profesores rusos [le] respetaban muchísimo" --"yo era importante en la universidad"-- y que incluso los servicios secretos de la época se interesaron en él.
Tras su expulsión de la universidad dos años después, se marchó primero a Líbano y después a Jordania, donde se sumó a la "resistencia palestina". "Yo era muy respetado" en Jordania, sin embargo el FPLP consideró que era "más útil en Europa", agregó.
El hombre, que se vanaglorió la víspera de haber "matado a al menos 83 personas, pero nunca inocentes", se mostró más a la defensiva cuando el juicio evocó sus actividades en el Reino Unido y en Francia, sobre todo en el atentado de Drugstore Publicis.
"¿Quién me ha visto tirar una granada? No hay nada. Es un caso prescrito", aseguró Carlos, que se niega a reconocer la autoría de los hechos pese a que ya fue declarado culpable por ello. "Yo no soy un traidor", agregó durante un tenso interrogatorio del fiscal.
- "Manipulador" -
Su interrogatorio, que estuvo salpicado de referencias a las mujeres --"Me gustan las mujeres"-- y referencias despectivas a los homosexuales, llega un día después de que una serie de testigos respondieran a las preguntas del tribunal sobre su personalidad.
Su amante en el momento del atentado dijo que no era alguien violento. "No lo veía como una persona capaz de hacer eso", dijo la mujer de 74 años, quien pasó seis meses en prisión preventiva y que intentó "olvidar". "Gracias y adiós", le dijo Carlos al terminar su declaración.
El último testigo del miércoles por la noche, un agente de los servicios de inteligencia franceses, lo describió en cambio como un "combatiente revolucionario" con una fuerte idea de "superioridad", "manipulador", "romántico" y "seductor".
Y al inicio de la segunda jornada de audiencias, el acusado mostró su carácter. "Escúchenme. Me han robado bolígrafos", gritó Carlos, vestido con traje chaqueta claro, pañuelo en el bolsillo y fular, desde el banquillo de los acusados nada más entraron los magistrados.
Un informe de la prisión de Poissy, a menos de 30 kilómetros al oeste de París, ya lo describe como un seductor y como un "contestatario". "Siempre busca entablar conversación con el personal", sobre todo el "femenino", según el documento.
El centro penitenciario lo describe además como alguien "egocéntrico", cuyo "capital de simpatía se reduce con los años". Ramírez Sánchez "no tiene el respeto que espera" obtener, sobre todo de parte de los reclusos más jóvenes, agrega el informe.
"No me han dejado en paz, incluso si el 99% del personal de la administración [penitenciaria] son correctos", aseguró el hombre de pelo y bigote blancos, cuando su abogada, Isabelle Coutant-Peyre, le pidió que explicara sus 10 años pasados en aislamiento.
Si los siete magistrados del tribunal le imponen cadena perpetua, sería la tercera tras la del triple asesinato en 1975 en París y cuatro atentados con bomba cometidos en Francia en 1982 y 1983 (11 muertos y 191 heridos).
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