El esplendor indígena de Centroamérica y México antes de la conquista española
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Se conmemoran los 200 años de las independencias de los países de Centroamérica y el final de la Guerra de Independencia de México. Un capítulo histórico que recuerda la amargura de la conquista española tras las cuales se abolieron cientos de culturas nativas a sangre y fuego, imponiendo el castellano y el cristianismo y usurpando la riqueza del nuevo mundo. Tres siglos de dominación que, por sí mismos, no lograron borrar la huella de milenarios pueblos indígenas.
El 15 de septiembre de 1821 los territorios centroamericanos lograron su independencia tras un largo proceso político con el Imperio Español, que se destacó por la diplomacia con la que se logró. En contraste, el 27 de septiembre de ese mismo año se consumó la emancipación mexicana tras 11 largos años de guerra que habían comenzado con el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810.
Un bicentenario de independencias que para su comprensión resulta práctico abordarlo a partir de la división política que la Corona Española había trazado de estos territorios. De una parte existió el Virreinato de la Nueva España, que abarcó desde la región central del Valle de México, hasta varios estados del actual Estados Unidos, como lo son California, Utah, Arizona, Nevada y Texas.
Meridional a dicho virreinato, estuvo conformada la Capitanía General de Guatemala, un renglón menor al del virreinato, pero con suficiencia política para albergar las provincias de Honduras, San Salvador, Nicaragua, Costa Rica y el actual estado mexicano de Chiapas.
A Belice y a Panamá no los contamos porque el primero pertenecía al dominio británico y el segundo estaba adscrito al Virreinato de la Nueva Granada que después pasaría a ser la Gran Colombia.
Sin siquiera sospecharlo, pueblos del Viejo Continente, en especial españoles, portugueses y británicos, desconocían que el continente americano ya había sido poblado desde hacía 35.000 años, según teorías consignadas en el Museo de Antropología Natural de la Ciudad de México.
La migración que partió desde Asia cruzó hacia el actual Alaska por el congelamiento del estrecho de Bering y de allí se repartió por todo el continente. Gracias al descubrimiento de ciudades milenarias y del método de datación del carbono 14, los arqueólogos han podido constatar que los nómadas, recolectores y cazadores que poblaron la zona conocida como Mesoamérica, edificaron sendas civilizaciones entre las que se cuentan la de los Olmecas, Toltecas, Teotihuacanos, Mayas y Aztecas.
Chorotegas y Lencas, indígenas que trabajaron el arte y el comercio en Costa Rica, Honduras y El Salvador
En Centroamérica existieron cientos de culturas precolombinas que serían muy largas de enumerar, pero de las cuales se tiene registro, según el arqueólogo mexicano Gustavo Ramírez, desde el año 1900 antes de Cristo hasta la conquista española del siglo XVI.
Una de las maneras de agrupar tan ricas y diversas culturas indígenas es a través del lenguaje. En Costa Rica, por ejemplo, se destacó el Cacicazgo de Nicoya, un reino amerindio que hablaba la lengua chorotega, cuya sociedad alcanzó un esplendor de cultura y desarrollo con sabiduría chamánica y agrícola. En la tierra de los ticos también habitó la cultura de los Diquís, famosos por la elaboración de esferas de piedras megalíticas.
Más hacia en norte, en Honduras y El Salvador, se asentó el pueblo de los lencas, cuyo idioma ahora extinto, con raíces del chibcha y formaciones del náhuatl, fue la base para el intercambio comercial en ciudades prehispánicas como Quelepa y Yarumela.
Los mayas, la milenaria civilización de profundos saberes en astronomía y matemáticas
De esta variedad de pueblos ancestrales de Centroamérica y México que compartieron idiomas, centros de comercio y en algunos casos una cosmogonía similar, dos se han exportado al mundo entero por los hallazgos que de ellos se han encontrado: los mayas y los aztecas.
Los mayas habitaron 300.000 kilómetros cuadrados de territorio mesoamericano en lo que hoy conocemos como los estados mexicanos de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas y Tabasco, además de los actuales países de Guatemala, Belice, y una parte de Honduras y El Salvador.
Los hallazgos e interpretaciones de su sistema de escritura los destacan del resto de pueblos indígenas porque fueron de los pocos que desarrollaron complejos saberes de numeración, matemáticas, astronomía, arquitectura, entre otros. El concepto del cero, por ejemplo, que se originó en Babilonia y se perfeccionó en la India, fue desarrollado paralelamente por los mayas para representar la ausencia, la nada o el vacío.
Hablar de los mayas tomaría horas y no bastaría con repasar sus monumentales centros de poder como Tikal, Chichen Itzá, o Calakmul, o analizar su vasto desarrollo agrícola y artístico, o su compleja concepción del tiempo.
Los Aztecas, temidos guerreros del Valle Central de México que fundaron un vasto imperio
Azteca es un término general para referirse a varios pueblos como los Mexicas, Tepanecas, Chalcas, entre otros, según el historiador español Miguel Ángel Ruz Barro.
El origen de este vocablo proviene de Aztlán, el mítico lugar de origen de estos pueblos de lengua náhuatl. Según la tradición histórica, desde dicho espacio geográfico ubicado en el Altiplano Central de México, los aztecas abandonaron su tierra para lanzarse a una larga peregrinación ante las órdenes que recibían los sacerdotes de su dios Huitzilopochtli.
Tras haber llegado al lugar donde un águila con una serpiente en la boca se posaba sobre un cactus nopal que surgía de una roca, los aztecas fundaron la ciudad de Tenochtitlán en 1325. Junto con otro centro de poder conocido como Tlatelolco, a los habitantes de esta región se les conoció como los mexicas, una poderosa civilización que se destacó por la creación de un vasto imperio que controlaba la región a través de complejos sistemas tributarios, sistemas de castas y un ampliamente cimentado sistema de guerra.
Así fue la presentación sobre la historia de Tenochtitlán, la resistencia de los pueblos indígenas y la Independencia de México #GritoDeIndependencia pic.twitter.com/hc65did1pT
— Foro_TV (@Foro_TV) September 16, 2021
Pero pese a la derrota de los mexicas-tenochcas a manos del conquistador español Hernán Cortés y sus aliados indígenas en 1521, los rasgos de esta cultura no desaparecieron, según el historiador Ruz Barro.
De por sí, la magnífica ciudad de Tenochtitlán es el territorio de la actual Ciudad de México, y si bien el cristianismo y el castellano llegaron de la mano del esquema civilización-barbarie de los españoles, los rasgos físicos de los pobladores, el idioma náhuatl, y la cultura de los aztecas, incluida la de los mayas, aún se preserva como un tesoro en las ricas tierras de México y Centroamérica.
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